La leche de coco puede servir para varios
postres, bebidas, platos y más. Hazlo en tú casa con estos sencillos pasos.
Lo primero es partir los cocos. Comienza
perforando los "ojos" para que el agua salga (debes hacer dos huecos
para que pase el aire) y así evitar desperdiciarla. Luego, parte el coco (ayuda
hornearlo unos 20 minutos a temperatura intermedia), con la ayuda de un martillo.
Separa la carne del coco y elimina la
delgada piel marrón que suele quedar pegada. Pica en dados y coloca en una
licuadora o procesador de alimentos. Cubre con agua caliente (no hirviendo) y
licúa o procesa. Cuela el resultado, y una vez que escurre la primera parte,
coloca el coco restante en un lienzo y exprime para terminar de extraer toda la
leche.
Si no te importa que sea un poco más suave,
puedes repetir con el coco exprimido una segunda o tercera vez, para una leche
más clara que puedes guardar por separado. Mientras la más espesa y concentrada
es ideal para postres y cremas, la segunda le da un toque especial a sopas y
salsas.
Una vez que obtienes la leche de coco,
puedes guardarla en la nevera un día o dos, aunque lo ideal es que la uses lo antes
posible.
También puede hacerse con coco rallado
seco, que usualmente se consigue en tiendas para repostería, aunque será un
poco más dulce y menos cremosa.
Vía: Cocina y Vino
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